*LAS BRUJAS DE IBARRA*
Dicen los pobladores que hace años existían unos seres
voladores, con forma de mujeres, pero con trajes muy largos y espesos, solían
gritar, reír, sollozar en las madrugadas asustando a la gente. Algunos
incrédulos se burlaban de estas brujas y terminaban convertidos en mulas o
gallos.
Y eso, al parecer, le sucedió a Rafael Miranda, un conocido
galeno de Ibarra, de inicios de siglo 20. Cuenta la gente que el doctor Miranda
desapareció un día sin dejar rastro. Sus amigos lo buscaron por todos lados, su
familia estaba desesperada. El tiempo pasó y una tarde, un conocido del doctor Miranda
recorría unas huertas por Mira y observó a un hombre desaliñado con un azadón
(herramienta para cavar parecida a la pala).
Al acercarse comprobó con que era el doctor
Miranda.
Lo sacó del lugar y tras curaciones prodigiosas el volvió a
su estado normal pues sólo pasaba cacareando y moviendo la cabeza como un
gallo. Otra historia, en cambio, sirvió para que Juan José Mejía, un popular
odontólogo de Carchi e Imbabura, justificara una parranda de tres días.
Cuando le preguntaron porque no había llegado a la casa
contestó sin ninguna duda: “Estuve en Mira amarrado a la pata de una cama, no
recuerdo que más sucedió, pero cuando recuperé la conciencia vi muchas brujas
que se secreteaban en la otra habitación y escapé”.
Las brujas le daban TARDÓN a la gente, es una
bebida que basta un solo trago para que la persona termine inconsciente o
hablando tonterías (delirando). Hubo políticos y autoridades, víctimas de las
brujas quienes se daban cuenta muy tarde de lo que habían bebido, ellos
quedaban arrumados en las sillas de madera, con un olor a aguardiente (uno de
los ingredientes del tardón -elaborado de papa y de compuestos secretos)
Cuando alguno de ellos recuperaba la conciencia y trataba de
levantarse se percataba que no sólo estaba sucio y apestoso sino también
perdido en el bosque o a veces se encontraba comiendo cosas inexplicables.
Algunos con dicha, pero con cierto grado de locura podían regresar a casa,
otros aún siguen desaparecidos.
“De villa en villa y
de viga en viga, sin Dios ni Santa María” Esto
escuchaban algunos habitantes justo antes de observar a estas dichosas brujas
emprender el vuelo. Eran sus palabras mágicas para llegar al firmamento.
Su único delito, podría decirse, es volar para conocer
tierras lejanas o para visitar a algún amante venturoso que abre su puerta
antes que la bruja tope el suelo. Hay quienes dicen haberlas visto reunidas
practicando iniciaciones antiquísimas, en medio de un prado.
Con suerte, si levantamos la mirada al cielo en una noche de
luna es posible que localicemos a una bruja que regresa del sur y pasa por
encima del pequeño Ceibo, del parque Pedro Moncayo. Hay otros que aseguran que
suelen escucharse gritos, risas y llantos en las madrugadas del lugar... todo
esto proveniente de las brujas.
FUENTE:
VALORES
SOLIDARIDAD
Adhesión o apoyo incondicional a
causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o
difíciles.
MENSAJE
Debemos compartir y ayudar a las
personas que más necesitan extenderles la mano para todos juntos podamos salir
adelante sin discriminación alguna, día a día debemos ser buenas personas
CULTURA Y REGION
Esta leyenda pertenece a la
cultura Natabuela y a la región de la Sierra provincia de Imbabura.
Autor: Leonel Malán (Estudiantes 5to “B”)
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